El Manifiesto Agile (Manifiesto para el desarrollo ágil de software) fue elaborado en el año 2001 por 17 profesionales del desarrollo de software. En él se postulan 12 principios que respaldan 4 valores fundamentales:
✓ Individuos e interacciones sobre procesos y herramientas.
✓ Software funcionando sobre documentación extensiva.
✓ Colaboración con el cliente sobre negociación contractual.
✓ Respuesta ante el cambio sobre seguir un plan.
Desde entonces, los proyectos de construcción han sido considerados como desafiantes para este tipo de metodología, ya que su naturaleza secuencial hace que los cambios sean cada vez más costosos a medida que se avanza en el ciclo de vida del proyecto.
Por ejemplo, mientras que un cambio durante la etapa de diseño puede costar $1, implementar el mismo cambio durante la fase de construcción puede costar $100. Por lo tanto, se veía difícil aplicar Agile, sobre todo en las etapas finales de los proyectos, a partir de la fase de construcción.
Sin embargo, los beneficios de Agile han contagiado a otros sectores, aumentando la eficiencia y la flexibilidad en la gestión. En los últimos tiempos, la industria de la construcción también ha considerado esta metodología debido a la importancia de adaptarse a los cambios.
Estos beneficios se centran en las fases iniciales de prefactibilidad y diseño, y pueden traer consigo las siguientes ventajas:
✓ Participación de los interesados: aumenta la participación en las etapas tempranas del proyecto, lo que incrementa la confianza.
✓ Gestión de riesgos: al descomponer la complejidad del proyecto en paquetes más pequeños, se puede reducir la incertidumbre.
✓ Estimación de costos y plazos: mejora la capacidad de realizar estimaciones de costos al ser un proceso iterativo.
A pesar de que se mantiene cierta rigidez en las fases posteriores del proyecto, Agile también puede generar ventajas durante su ejecución. Por ejemplo, la descomposición de los entregables del proyecto en secciones más pequeñas y manejables.